
Mariano Silva y Aceves
Mariano Silva y Aceves nació en La Piedad de Cabadas, Michoacán, en 1887. Una vez terminado su bachillerato en el Colegio de San Nicolás de Morelia, Silva y Aceves se trasladó a México para estudiar en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, donde obtuvo su título de abogado en 1913. Perteneció al Ateneo de la Juventud, asociación civil que reunió a un grupo importante de jóvenes pensadores, críticos del positivismo, humanistas y divulgadores del conocimiento —entre su miembros destacan personajes como Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña,
Julio Torri y José Vasconcelos— que modificó el
rumbo de la educación y la cultura mexicanas a principios del siglo XX. Silva y Aceves fue, además de escritor, filólogo, traductor del latín, bibliotecario y profesor en la Escuela Nacional Preparatoria, la Facultad de Ciencias Químicas y la Escuela de Verano (ahora el Centro de Enseñanza para Extranjeros) que fundó en 1921, al lado de M. León Sánchez. A su
impulso se debe, asimismo, la creación del Instituto de Investigaciones Lingüísticas de la UNAM. Ocupó, además, cargos importantes: Secretario del Departamento Universitario de Bellas Artes en el gobierno de Venustiano Carranza y, en 1921, rector de esta Universidad, en la que obtuvo su doctorado, por la Facultad de Filosofía y Letras, en 1933. Falleció, en la Ciudad e México, en 1937. Entre sus obras, señalamos: Arquila de marfil (1916); Cara de virgen (1919); Animula (1920); Campanitas de plata (1925) y Muñecos de cuerda (1936). Los cuentos que aquí ofrecemos (“El
componedor de cuentos”, “El
bastón cobarde” y “Yo vi un
dragón”) aparecieron originalmente en su colección de cuentos titulada Campanitas de plata (1925); la versión que usamos es la que brinda Beatriz Espejo para Material de Lectura (UNAM, México, 1986, pp. 31-33 [El Cuento Contemporáneo, 40]).
Los textos de Mariano Silva y Aceves
Los que echaban a perder un cuento bueno o escribían uno malo lo enviaban al componedor de cuentos. Éste era un viejecito calvo, de ojos vivos, que usaba unos anteojos pasados de moda, montados c... Leer más
Cuando el bastón salía de ... Leer más