Augusto Monterroso

Nació en Tegucigalpa, Honduras, en 1921. De padre guatemalteco, vivió su infancia en ciudad de Guatemala. De joven participó en el movimiento que derrocó al dictador Jorge Ubico. En 1944 llegó a la ciudad de México como personal de la embajada durante el gobierno democrático de Jacobo Ardens, a la caída de éste, vivió dos años en el  exilio en Chile. En 1956 de nueva cuenta regresó a México donde desarrolló su carrera literaria. Estudió Letras en la UNAM y Filología en El Colegio de México. Trabajó en labores de difusión cultural en la UNAM, fue editor del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue colaborador asiduo de suplementos culturales en periódicos mexicanos como Excélsior, UnoMásUno y en revistas como Siempre!, Vuelta y Proceso, también del diario español El País.

Ha escrito fundamentalmente narrativa. Fue distinguido con el Premio  Xavier Villaurrutia en 1975 por su libro Antología personal; recibió el doctorado honoris causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala, la orden Miguel Ángel Asturias por el gobierno de Guatemala, la Condecoración Águila Azteca en México u el Premio Príncipe de Asturias en Españo en el año 2000. Murió en la ciudad de México en 2003.

 Le dio una renovada fuerza a las fábulas, narraciones en que los animales son los personajes. Su obra La oveja negra y demás fábulas (1969) es un clásico de las letras hispanoamericanas. Diez años antes, apareció Obras completas (y otros cuentos) en el que se publicó su microrrelato más famoso: "El dinosaurio". El cuento “Mister Taylor” ha sido antologado en muchos volúmenes sobre dicho género en América Latina. Sus narraciones se distinguen por su particular humor y por la brevedad. La editorial Alfaguara editó su obra reunida bajo el  título Cuentos, fábulas y lo demás es el silencio (1996).

Los textos de Augusto Monterroso

Había una vez una Rana que quería ser una Rana  auténtica, y todos los días  se esforzaba en ello. Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su  ... Leer más

Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero encontró que ya la primera había hecho suficiente daño, que ya no era ... Leer más

Un día el Mal se encontró frente a frente con el Bien y estuvo  a punto de tragárselo para acabar de una buena vez con aquella  disputa ridícula; pero al v... Leer más

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